Trastornos fóbicos: ¿cómo tratarlos?

Trastornos fóbicos
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Los trastornos fóbicos son más que simples miedos, son temores irracionales que pueden paralizarnos frente a objetos o situaciones específicas. Desde el miedo a los animales hasta la ansiedad social, las fobias pueden manifestarse de diversas formas y afectar significativamente la vida diaria de quienes las padecen. En este artículo, exploraremos en detalle los diferentes tipos de fobias, sus síntomas característicos y las opciones de tratamiento disponibles para ayudar a las personas a superar estos desafíos emocionales.

Las fobias, esos miedos irracionales que nos paralizan frente a ciertos objetos o situaciones, son mucho más que simples temores. Son como nubes densas que oscurecen nuestra mente, desafiando toda lógica y razón… ¿Qué tienen en común el miedo a las alturas, a los insectos o a los espacios cerrados? La desproporción y la persistencia en el tiempo de estos temores, que nos llevan a evitar aquello que tanto nos aterra.

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Tipos de fobias más comunes

Dentro del amplio espectro de las fobias, se destacan varios tipos, siendo las siguientes las más comunes:

Fobias específicas o simples

El miedo se manifiesta ante objetos o situaciones específicas. Ante la exposición de estos estímulos, el individuo puede experimentar ataques de pánico o una sensación más generalizada de ansiedad. Se diferencian distintos tipos de fobias específicas:
  • Tipo animal: en este subtipo, se incluye el miedo a los animales o insectos (fobia a los perros, gatos, arañas, serpientes…). El sujeto que experimenta este miedo evita cualquier situación que involucre al animal, incluso si no representa una amenaza real.
  •  Tipo entorno natural: miedo relacionado con los fenómenos atmosféricos y la naturaleza (fobia a las alturas y precipicios, a las tormentas y al agua). Estos miedos pueden causar ansiedad extrema y llevar a evitar actividades al aire libre o situaciones relacionadas con el entorno natural.
  • Tipo sangre/inyecciones: miedos vinculados a presenciar o anticipar sangre, heridas, hacerse un análisis de sangre o ponerse una inyección. Este tipo de fobia termina provocando una rápida caída tanto de la presión sanguínea como del ritmo cardíaco. Este miedo puede ser tan intenso que el sujeto puede llegar a evitar situaciones médicas, incluso cuando son necesarias para su salud.
  • Tipo situacional: Miedos a situaciones específicas (fobia a viajar en avión, conducir, túneles o puentes…). Cada uno de estos miedos puede desencadenar una respuesta de ansiedad angustiante que limita, de forma significativa, la vida de aquellos que lo padecen.

Fobia social o trastorno de ansiedad social

El trastorno de ansiedad social (TAS) es una condición que va más allá de la timidez normotípica, Se caracterizada por un miedo intenso e irracional a situaciones sociales específicas; el miedo a cometer errores sociales, tales como atragantarse al comer en público o mantener conversaciones con otras personas. Algunos individuos temen y evitan numerosas situaciones públicas debido a este miedo abrumador. Es esencial destacar que el TAS no debe confundirse con la timidez común, que se produce con una menor intensidad y que no llega a afectar la vida social del individuo.

Entre los síntomas físicos y notorios que se producen en dichas situaciones sociales se encuentran: rubor facial, temblores en las extremidades, ronquera en la voz y sudoración excesiva. Estos síntomas, además de ser visibles para los demás, pueden aumentar la ansiedad del sujeto en estas situaciones, contribuyendo notablemente al ciclo de angustia-evitación.

Agorafobia

La agorafobia se caracteriza por el miedo irracional y patológico hacia un conjunto de situaciones diversas en las cuales el individuo teme perder el control y presentar crisis de pánico o algunos de los síntomas relacionados; especialmente mareos o diarreas, y a no poder huir de la situación o recibir ayuda de forma inmediata. Por todo ello, el temor a vivir esa situación suele provocar conductas de evitación ante el uso de transportes públicos, aglomeraciones, lugares cerrados, colas… así como desplazarse lejos de casa o de otros lugares donde el individuo se sienta protegido. En los casos más graves el sujeto puede quedarse completamente encerrado en su domicilio, lo que limita de manera considerable su vida diaria y sus actividades sociales.

Claustrofobia

La claustrofobia es un trastorno de ansiedad que va más allá del simple malestar producido en espacios cerrados. Aquellos que la padecen, experimentan un miedo intenso y paralizante a las consecuencias de permanecer en un espacio cerrado, especialmente, miedo a la restricción y asfixia. Estos individuos suelen sentir temor en cualquier situación que implique una restricción o confinamiento; tales como habitaciones pequeñas, sótanos, túneles o ascensores. Por todo ello, se trata del temor a la sensación de encierro, que puede afectar significativamente la vida diaria de quienes la experimentan.

Trastorno de ansiedad por separación

El trastorno de ansiedad por separación implica una situación desadaptativa en la que el sujeto experimenta una respuesta emocional intensa, manifestada principalmente en forma de angustia al separarse de la persona con la que está vinculado significativamente. A diferencia del fenómeno normal de ansiedad por separación esperable en el desarrollo infantil, la respuesta que el individuo experimenta en el TAS es excesiva y no se corresponde con la respuesta que se espera según el nivel de desarrollo del niño. Es importante destacar que el TAS no es específico de la infancia, sino que también se puede observar en la adolescencia y en la adultez. Además de no limitarse únicamente a la separación de la figura de los padres, sino que puede extenderse a otras personas que son importantes en la vida del individuo, como pueden ser sus amigos o sus parejas.

¿Cuáles son los síntomas al tener un trastorno fóbico?

Los síntomas de un trastorno fóbico pueden manifestarse de varias maneras, debido a que los miedos intensos e irracionales desencadenan respuestas fisiológicas complejas, activadas por el Sistema Nervioso Simpático, que pueden ser muy variadas. La mayoría de estas respuestas pueden aparecer en cualquier otro trastorno cuyo foco de atención sea la ansiedad. Entre los síntomas más comunes se encuentra la sudoración excesiva, la aceleración de los latidos del corazón, los temblores y/o escalofríos que recorren el cuerpo, así como sensaciones de opresión en el pecho o dolores de cabeza tensionales. Además, frecuentemente se experimenta sequedad en la boca.

Estos síntomas pueden manifestarse de forma tan intensa, provocando ataques de pánico y evitación de las situaciones temidas.

¿Se puede prevenir este tipo de trastornos?

Prevenir este tipo de trastorno es posible mediante una combinación de psicoeducación, técnicas de respiración y/o relajación y ejercicio físico regular:

  • La psicoeducación sobre la ansiedad es una herramienta necesaria para concienciar a la sociedad sobre la naturaleza de la ansiedad y cómo manejarla de forma efectiva.
  • La práctica, de forma rutinaria, de técnicas de relajación, ayuda a evitar o reducir que aparezcan los síntomas fisiológicos característicos de la ansiedad. Entre estas técnicas se destacan la respiración profunda, la técnica de relajación muscular progresiva o el yoga, entre otras.
  • La práctica deportiva es otra estrategia importante para prevenir esta respuesta de ansiedad. Mediante el ejercicio físico el cuerpo produce la liberación de endorfinas, conocidas como las “hormonas de la felicidad”, lo que reduce los niveles de ansiedad y estrés y promueve una sensación general de bienestar.
  • El aprendizaje y uso correcto de las habilidades sociales es fundamental para funcionar en nuestro día a día y reducir la probabilidad de desarrollar trastornos de ansiedad. Esto implica aprender a interactuar correctamente con los demás, estableciendo, de este modo, relaciones sociales saludables. Es esencial fomentar un ambiente familiar que facilite la formación de un apego seguro en el individuo, caracterizado por una autoestima resistente.

En conclusión, para prevenir los trastornos de ansiedad y promover el bienestar emocional, debemos considerar la combinación de psicoeducación, técnicas de manejo de estrés, ejercicio físico y habilidades sociales.

Tratamiento para las fobias

El foco de atención en todo tipo de fobias es la ansiedad experimentada por el sujeto ante un objeto o una situación específica. Esta ansiedad desencadena una serie de respuestas fisiológicas observables, activadas por el Sistema Nervioso Simpático. Como resultado, el individuo tiende a realizar diversos comportamientos, que se manifiestan de forma activa o pasiva, tales como escapar o evitar la situación.

Es por ello, por lo que la psicoeducación juega un papel crucial en la intervención de los trastornos fóbicos. Mediante esta técnica, el individuo recibe información sobre su condición y cómo funciona la ansiedad, lo que puede servir de ayuda para comprender y manejar mejor sus síntomas asociados.

Además de la psicoeducación, se utilizan diversas técnicas terapéuticas para tratar las fobias, tales como la respiración y relajación, que ayudan al individuo a reducir la ansiedad y a enfrentarse de manera más calmada a las situaciones temidas. La exposición con prevención de respuesta, que consiste en exponer de forma gradual al individuo a la situación o al objeto temido, reduciendo, de este modo, la angustia que experimenta ante ello y, finalmente, la reestructuración cognitiva, centrada en identificar y modificar los pensamientos irracionales o distorsionados que alimentan el miedo fóbico. Su objetivo es obtener una percepción del individuo sobre la situación temida que se acerque más a la realidad y que, por lo tanto, sea una respuesta adaptativa.

Estas técnicas terapéuticas suelen mostrarse de forma combinada en un enfoque integrado con el fin de maximizar los resultados del tratamiento y ayudar al individuo a superar sus fobias de manera efectiva.

Bibliografía
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  • Martínez Valls, M. A., García Palacios, A., & Botella, C. (2003). Propiedades psicométricas del cuestionario de claustrofobia en población española. Psicothema, 15(Número 4), 673–678.
  • Pacheco, B., & Ventura, T. (2009). Trastorno de ansiedad por separación. Revista chilena de pediatría, 80(2), 109-119.
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