Asertividad: 10 claves para ser más asertivo

Asertividad
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La asertividad implica la capacidad de afirmar y defender nuestras propias opiniones y derechos mientras se respeta la perspectiva, emociones y derechos de los demás. Dado que las personas tienen intereses y percepciones diversas, es casi inevitable que surja conflicto en las interacciones interpersonales. La clave radica en aplicar esta habilidad de manera efectiva. Sin embargo, cuando no se aplica adecuadamente, es común que surja frustración y descontento.

En esencia, la asertividad se traduce en la capacidad de hacer valer tus derechos en contextos de consumo o servicio, expresar derechos legítimos, establecer interacciones sociales de forma proactiva y manifestar tus sentimientos hacia los demás. Por tanto, ser asertivo no solo es beneficioso para ti, sino que también contribuye a una comunicación más efectiva y relaciones más saludables.

Se identifican diversos estilos de interacción social:

Estilo pasivo

En este enfoque, el individuo tiende a reprimir sus pensamientos, emociones y opiniones, manifestando una conducta autoderrotista. La comunicación es limitada, ya menudo cede ante los derechos de los demás para evitar conflictos.

¿Cómo reconocer este estilo de comunicación?

  • Frecuentemente pasan por alto sus propios sentimientos y necesidades, permitiendo que otros tomen el control.
  • Prefieren que sean otras personas quienes tomen decisiones con el fin de evitar situaciones tensas o conflictivas.
  • Utilizan estrategias como el silencio, la negación, la evitación, la procrastinación y la falta de compromiso para eludir responsabilidades y decisiones.
  • Rara vez inician conversaciones, optando por esperar a que los demás tomen la iniciativa para hablar.

Estilo agresivo

Este estilo se caracteriza por una imposición constante de los propios sentimientos, pensamientos y opiniones, a menudo acompañado de palabras y comentarios ofensivos y/o agresivos.

¿Cómo reconocer este estilo de comunicación?

  • Muestran sus sentimientos, necesidades y pensamientos sin tener en cuenta los de los demás.
  • Se adelantan para responder a las preguntas y tienden a interrumpir a aquellos que están hablando.
  • Adoptan una actitud defensiva y se tornan hostiles cuando se enfrentan a confrontaciones.
  • Frecuentemente se distancian de los demás y recurren a tácticas hirientes con el fin de alcanzar sus metas.

Estilo asertivo

En contraste, la asertividad implica expresar abierta y directamente lo que se piensa y siente. Se utiliza una comunicación respetuosa, manteniendo contacto visual, empleando un lenguaje adecuado y hablando en primera persona. Además, se valora y respeta las opiniones de los demás.

¿Cómo reconocer este estilo de comunicación?

  • Expresan sus pensamientos y sentimientos de manera directa y honesta.
  • Respetan los sentimientos, ideas y necesidades de los demás, a la vez que
    expresan los propios.
  • Enfrentan y resuelven problemas en lugar de evitarlos.
  • Muestran apertura para pedir ayuda cuando la necesitan.
  • Tienen la capacidad de reconocer y gestionar tanto sus propias emociones
    como las de los demás, demostrando una elevada inteligencia emocional.
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¿Por qué debes ser una persona más asertiva?

La asertividad conlleva una serie de beneficios notables:

  • Mayor sentido de control: La asertividad proporciona un mayor sentido de control, tanto sobre nuestro entorno como sobre nosotros mismos. Al expresar nuestras
    necesidades y deseos de manera clara y respetuosa, nos empoderamos para influir positivamente en situaciones y tomar decisiones que beneficien nuestro bienestar.
  • Autoestima positiva: Establecer límites y mantener el control personal contribuye significativamente a ella. Al practicar la asertividad, reconocemos y valoramos nuestras propias necesidades, fortaleciendo así nuestra percepción positiva de nosotros mismos.
  • Comunicación eficaz sin conflicto: A diferencia de otros estilos de comunicación, la asertividad no persigue el conflicto. Se basa en una comunicación eficaz, empoderando a la persona para expresar sus pensamientos y sentimientos de manera clara y directa, sin recurrir a la agresión ni a la sumisión.
  • Mayor bienestar y satisfacción: La asertividad contribuye al bienestar personal y a una mayor satisfacción en la vida al enfrentar las experiencias de manera más gratificante. Al ser dueños de nuestra voz y expresar nuestras necesidades, creamos un entorno emocionalmente saludable para nosotros y los demás.
  • Mejora de la comunicación en las relaciones: La práctica de la asertividad mejora significativamente la comunicación en las relaciones interpersonales. Facilita un intercambio abierto y honesto, promoviendo la comprensión mutua y la resolución efectiva de problemas.
  • Cultiva relaciones más sólidas: La asertividad cultiva relaciones interpersonales más sólidas a través de una comunicación mejorada, caracterizada por la honestidad y sinceridad. Establecer límites de manera respetuosa y expresar nuestras necesidades fortalece los vínculos con los demás.
  • Facilita el autoconocimiento y gestión emocional: La práctica constante de la asertividad facilita el autoconocimiento al poner en palabras nuestras emociones y necesidades. Además, mejora la gestión de las emociones al permitirnos expresarlas de manera constructiva.
  • Resolución de conflictos y prevención de problemas: La asertividad ofrece la capacidad de resolver conflictos de manera efectiva al abordarlos de frente. Además, evita que los problemas se expandan debido a la falta de expresión de necesidades y emociones personales, promoviendo relaciones más saludables y armoniosas.

Razones por las que no eres asertivo o asertiva

La falta de asertividad puede ser atribuida a una serie de factores, y es importante identificar estos obstáculos para poder abordarlos de manera efectiva. Aquí hay algunas razones comunes:

Baja autoestima y autoconfianza

La autoestima y la autoconfianza son pilares fundamentales de la asertividad. La falta de autovaloración y confianza en las propias habilidades puede llevar a evitar la confrontación y la expresión de necesidades. Las creencias negativas sobre uno mismo representan un obstáculo en el camino hacia la asertividad. Trabajar en el fortalecimiento de la autoestima y la autoconfianza a través de la autoaceptación y el autocuidado es esencial. Además, el desconocimiento de los derechos personales, a menudo resultado de una educación que fomenta la sumisión, y patrones irracionales de pensamiento también pueden obstaculizar la acción asertiva.

Influencia de estereotipos culturales y de género

Los estereotipos culturales y de género, omnipresentes en nuestra sociedad, ejercen una profunda influencia en la forma en que las personas eligen expresarse, obstaculizando la práctica de la asertividad y generando percepciones erróneas y desafíos adicionales. En particular, se asocia erróneamente la asertividad con la agresividad, especialmente en contextos culturales donde se valora la sumisión como una virtud.

Para las mujeres, persiste el estereotipo de que ser asertiva es equivalente a ser percibida como «poco femenina» o incluso agresiva, dificultando su adopción y práctica. Además, las expectativas de género influyen significativamente en cómo se percibe y acepta la asertividad, siendo las mujeres susceptibles de enfrentar resistencia al adoptar comportamientos asertivos debido a las expectativas tradicionales de sumisión y amabilidad asociadas con la feminidad.

Para los hombres, la asertividad puede malinterpretarse como agresión, ya que existe la presión para cumplir con normas de masculinidad que pueden chocar con la expresión asertiva. Desafiar estos estereotipos es crucial para fomentar una cultura de
expresión abierta y respetuosa, promoviendo la igualdad de género y empoderando a todas las personas, independientemente de su género, a practicar la asertividad libremente.

Estrés y nervios

El estrés y la ansiedad pueden dificultar la expresión efectiva de tus pensamientos y emociones, ya que cuando las personas se sienten abrumadas en situaciones estresantes, puede llevar a evitar comportamientos asertivos. La ansiedad, en este contexto, puede estar vinculada a experiencias altamente desagradables o traumáticas, limitando o bloqueando la capacidad de responder de manera asertiva.

Es esencial reconocer que la ansiedad no solo afecta la ejecución de la asertividad, sino que también puede tener un impacto significativo en la salud mental general. Además de aprender técnicas de gestión del estrés como la respiración profunda, la meditación y la relajación, es fundamental explorar enfoques terapéuticos que aborden las raíces de la ansiedad, proporcionando herramientas para superar los obstáculos emocionales de manera más profunda.

Comprender las causas subyacentes de la ansiedad puede ser fundamental para desarrollar una asertividad más sólida y superar los desafíos emocionales que obstaculizan la comunicación efectiva y el bienestar emocional.

Personalidad

La personalidad desempeña un papel crucial en la asertividad. Las personas tímidas, introvertidas o reservadas pueden encontrar más desafiante expresar sus opiniones de manera asertiva debido a sus características innatas de cautela o preferencia por la reflexión interna. Sin embargo, es importante destacar que la asertividad no está limitada por la personalidad; de hecho, es una habilidad que puede ser aprendida y desarrollada por personas de cualquier tipo de personalidad.

Aquellas con tendencias más reservadas pueden beneficiarse especialmente de prácticas que fomenten la autoafirmación y el desarrollo de habilidades comunicativas. Al comprender y respetar las diferencias individuales en la expresión de la asertividad, se promueve un entorno donde cada persona puede encontrar su propio estilo asertivo, independientemente de sus rasgos de personalidad innatos.

La flexibilidad y adaptabilidad en la aplicación de la asertividad permiten que esta habilidad sea accesible y beneficiosa para diversos tipos de personalidad.

Experiencias pasadas

Las experiencias pasadas, como el abuso, el acoso o la falta de apoyo, pueden tener un impacto significativo en la capacidad de una persona para desarrollar la asertividad. Las secuelas emocionales derivadas de situaciones difíciles pueden crear barreras para expresar de manera efectiva pensamientos y sentimientos.

Este fenómeno puede deberse a la ausencia de enseñanza adecuada en asertividad o a la adquisición inapropiada de esta habilidad durante etapas formativas. La falta de modelos a seguir positivos durante la infancia y la adolescencia puede influir en la capacidad de establecer límites saludables y expresar necesidades de manera clara en la edad adulta.

En este sentido, la educación y los modelos a seguir, como padres, abuelos, tutores y amigos, desempeñan un papel crucial en el proceso de aprendizaje de la asertividad. La promoción de entornos educativos y sociales que fomenten la enseñanza de habilidades asertivas desde temprana edad, así como la disponibilidad de apoyo emocional, son fundamentales para superar los efectos negativos de experiencias pasadas y cultivar la capacidad de comunicarse de manera asertiva y saludable.

10 Claves para ser más asertivo

Es fundamental destacar que la asertividad no es una habilidad innata. Por el contrario, es una destreza que se puede aprender y desarrollar con el tiempo. Aquí te presento algunas estrategias y claves que te serán de ayuda para potenciar tu capacidad de comunicación de manera efectiva y respetuosa:

1. Reemplaza tus pensamientos negativos

El primer paso crucial en el proceso de desarrollo de la asertividad implica la identificación y superación de los pensamientos negativos que pueden minar tu confianza en la expresión de tus necesidades y deseos. Estos pensamientos autocríticos a menudo nos llevan a evitar la comunicación asertiva por miedo al rechazo o al conflicto.

Es fundamental reconocer que expresar tus pensamientos y emociones no solo es legítimo, sino que también constituye un componente esencial de la comunicación saludable. Al reconocer y desafiar estos
pensamientos negativos, puedes cambiar tu perspectiva y permitirte expresar tus pensamientos de manera más abierta y segura.

Aprender a reemplazar la autocrítica con pensamientos más positivos contribuye significativamente a fortalecer la confianza en ti mismo y a desarrollar una comunicación asertiva más efectiva.

2. Comprende que la gente no puede leerte la mente

Con frecuencia, nos encontramos esperando que los demás adivinen nuestras necesidades o sentimientos. No obstante, es esencial reconocer que nadie posee la habilidad de leer tus pensamientos. Para lograr que otros te comprendan, debes comunicarte de manera clara y específica, lo que implica ser directo y preciso en tu discurso. Rompe con la expectativa de que los demás pueden intuir tus pensamientos y emociones, y asume la responsabilidad de expresar abiertamente lo que necesitas y sientes.

Al adoptar esta perspectiva, no solo mejoras la claridad de la comunicación, sino que también empoderas a las personas a tu alrededor para comprender mejor tus expectativas, fortaleciendo así las interacciones y relaciones.

3. Defiende "tu" verdad, no "la" verdad

La asertividad implica expresar tus pensamientos y sentimientos sin imponerlos como la única verdad. Reconoce que las demás personas tienen sus propias perspectivas y creencias. En lugar de insistir en que tienes razón, puedes enfocarte en compartir tu punto de vista y necesidades, lo que fomenta la empatía y el respeto por las perspectivas ajenas.

Al adoptar esta actitud, no solo promueves un intercambio de ideas más abierto y respetuoso, sino que también contribuyes a construir relaciones sólidas basadas en la comprensión mutua. La aceptación de que cada individuo tiene su propia verdad y experiencias enriquece la comunicación, facilitando la construcción de conexiones significativas y colaborativas.

4. Recuerda tu objetivo pase lo que pase

Mantén en mente que el objetivo principal de la asertividad es lograr una comunicación efectiva y defender tus derechos. Evita que las emociones negativas o el temor a la reacción de los demás te desvíen de este propósito fundamental. La asertividad se centra en establecer relaciones saludables
basadas en el respeto mutuo y la comprensión, no en ganar discusiones o imponer tu perspectiva.

Al recordar este objetivo, podrás abordar las interacciones de manera más equilibrada, priorizando la construcción de conexiones positivas y una comunicación efectiva sobre la necesidad de salir victorioso en un debate. Este enfoque contribuirá a la creación de relaciones más sólidas y a una comunicación más satisfactoria en diversas situaciones.

5. Sé siempre lo más concreto que puedas

Es esencial expresar tus pensamientos y necesidades de manera específica y clara para evitar malentendidos. Cuanto más precisa sea tu comunicación, más fácil será que los demás te comprendan y respondan de manera adecuada. Al ser específico, proporcionas detalles claros sobre tus expectativas y deseos, facilitando una interpretación más precisa por parte de los demás.

Tomemos como ejemplo una situación en una relación de pareja: en lugar de expresar de manera vaga «Nunca pasamos tiempo de calidad», podrías decir: «Me gustaría que pudiéramos reservar una noche a la semana para tener una cita o hacer actividades juntos, esto fortalecería nuestra conexión y sería significativo para mí».

Esta claridad en la comunicación no solo ayuda a evitar malentendidos, sino que también brinda a las personas la oportunidad de responder de manera más efectiva a tus necesidades y fortalece la calidad de la interacción. La especificidad crea un terreno sólido para la comprensión mutua, construyendo relaciones más saludables y satisfactorias.

6. Haz referencia a los hechos y no a tus juicios

Cuando expresas preocupaciones o desacuerdos, basa tus argumentos en hechos objetivos en lugar de emitir juicios personales. La objetividad es crucial para evitar que las conversaciones se tornen emocionales o tensas.

Al hacer referencia a datos y eventos concretos, proporcionas una base sólida para tu perspectiva, permitiendo que los demás comprendan mejor tu punto de vista. Este enfoque no solo respalda tu posición de manera más efectiva, sino que también fomenta un diálogo abierto y respetuoso.

Por ejemplo, en lugar de expresar críticas generales como «Siempre llegas tarde y no te importa el tiempo de los demás», podrías expresarlo de manera objetiva: «En las tres últimas reuniones, noté que llegaste después del inicio programado. Esto provocó interrupciones en la fluidez de la reunión y afectó la puntualidad del equipo. ¿Podrías esforzarte por llegar a tiempo en futuras reuniones para mantener un ambiente más productivo?».

7. Agrega motivos a lo que pides

Explicar por qué es importante para ti lo que estás solicitando puede ayudar a los demás a comprender tus necesidades y preocupaciones. Al comunicar tus motivaciones, no solo proporcionas contexto, sino que también fomentas una mayor comprensión y empatía en tus interacciones.  Compartir tus razones puede establecer conexiones más profundas y permitir que los demás vean el significado detrás de tus solicitudes.

Por ejemplo, si estás buscando el apoyo de tus colegas en un proyecto laboral, podrías expresar: «Me gustaría contar con tu ayuda en este proyecto porque estamos enfrentando un plazo ajustado y creo sinceramente que, con tu experiencia, podemos lograr resultados excelentes. Tu contribución sería fundamental para el éxito del equipo y, personalmente, me permitiría gestionar mejor mi carga de trabajo, asegurando un resultado más eficiente y de calidad». Esta práctica no solo clarifica tus necesidades, sino que también involucra a las personas de manera más significativa en tus objetivos y aspiraciones.

8. Habla desde "ti" y no desde "tú"

En lugar de acusar o culpar a los demás, enfócate en expresar tus propios sentimientos y necesidades. Sustituye frases como «Tú siempre…» o «Tú nunca…» por declaraciones que comienzan con «Me siento…» o «Necesito…». Esta práctica no solo fomenta una comunicación más respetuosa y menos confrontativa, sino que también permite una mayor claridad en la expresión de tus emociones.

Al hablar desde tu propia experiencia, evitas que la otra persona se sienta atacada y, en cambio, le ofreces una visión más genuina de tus pensamientos y sentimientos. Por ejemplo, en lugar de decir «Tú nunca me prestas atención», podrías expresarlo como «Me siento desvalorizado cuando no percibo una atención activa durante nuestras conversaciones».

9. Contagia tus emociones

Muestra empatía y comprensión hacia los sentimientos de los demás mientras compartes tus propios pensamientos y emociones. La empatía es una habilidad fundamental en la asertividad, ya que permite establecer una conexión más profunda con las personas con las que te comunicas.

Además de expresar tus propios sentimientos, demuestra interés y sensibilidad hacia las emociones de los demás. La empatía crea un ambiente de comunicación más cálido y receptivo, facilitando una comprensión mutua. Por ejemplo, podrías decir: «Comprendo que este tema puede ser difícil para ti, y estoy aquí para apoyarte en lo que necesites. También me siento preocupado por la situación y creo que juntos podemos encontrar soluciones».

10. Reduce tu ansiedad con el lenguaje corporal

La gestión de la ansiedad desempeña un papel fundamental en la asertividad. Gestiona tus niveles de ansiedad a través del lenguaje corporal como una estrategia efectiva para comunicarte con confianza y seguridad. Mantén una postura relajada, evita gestos nerviosos y mantén el contacto visual de manera serena.

Además, puedes incorporar técnicas de respiración profunda para calmarte en situaciones desafiantes. Estos elementos contribuyen a reducir la ansiedad, permitiéndote expresarte de manera más efectiva y establecer conexiones más sólidas con los demás. Una postura abierta y un lenguaje corporal positivo también pueden influir en la percepción que los demás tienen de ti, fortaleciendo la efectividad de tu comunicación.

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